Vivimos permanentemente conectados, localizados y atareados. Sin silencio y soledad resbalamos sobre la superficie de la vida sin poder profundizar en ella.
Vivimos permanentemente conectados, localizados y atareados. Sin silencio y soledad resbalamos sobre la superficie de la vida sin poder profundizar en ella.
Este ensayo epistolar quiere luchar contra la banalidad, contra la estupidez, contra el ruido, contra la superficialidad que sólo busca diversión, entrenamiento y, por tanto, olvido de sí.
Con un estilo claro y directo, como un padre habla a sus hijos, el autor nos invita a entrever en la realidad ese misterio invisible que ninguna razón técnica es capaz de agotar. A visión do invisible conjunta, de un modo sencillo y ameno, una honda reflexión religiosa, mística, metafísica, teológica y estética donde confluyen, naturalmente, vida y pensamiento. Constituye el primer ensayo en gallego del autor que, próximamente, lo publicará igualmente en castellano.